domingo, 9 de febrero de 2020

Lo más grande

A veces pienso, y siento, y por más que lo intento sólo consigo volver a estrellarme con la misma puerta cerrada de siempre. Pero cuando no pienso, y sólo siento, elijo y no recuerdo. Y vivo y existo sólo ahora y aquí. En este precioso instante en el que, de alguna manera o de todas, mi mente, mi corazón, mis dedos, mi sonrisa y la música que suena de fondo, se funden en un perfecto compós de exactitud e intención. Y ahora que ya forma parte de lo que pasó, tengo este grato recuerdo. A veces, lo más simple es lo más grande. Non omnis moriar!!!

domingo, 2 de febrero de 2020

Ad astra per aspera

Seguramente, diferente. Probablemente, y por otra parte, normal. Escribo más de lo que hablo. Y a veces hablo más de lo que digo. Del 81; ya sabes, mágico. Me mueve la vida y me conmueve vivirla. Nunca fui de medias tintas. Todo o nada. Tengo muchas manías pero decir la verdad siempre fue la más cara. Música. Animales. Y buena gente. Sueño mucho pero recuerdo poco. Yo, con sonreír, ya me doy por satisfecha. No necesito comprensión (de ésa, ya tengo yo), ni tampoco que me entiendan. Yo sigo mi camino. Puede que nos crucemos. Quién sabe... eso sí, que viva la poesía! Ad astra per aspera! La historia se escribe sola. Será lo que tenga que ser. Yo, seguramente, le pondré la música. Tienes que ser un milagro. No me creo capaz de observar ninguna otra opción. Si eres, estarás. Si estás, serás. #RedempTion

miércoles, 3 de julio de 2019

Wicked game

Tal vez, debería disculparme... no sé bien con quién, pero, después de todo, una ausencia de este tamaño le pesa a cualquiera... Lo cierto es que siempre he hecho lo que sentía que era "lo mejor"; para qué o para quién, tampoco sabría concretártelo ahira mismo. Si miras por encima, pareciera que los años pasan y ya está; que somos poco más que una mezcla de clips y frames bien cubiertos por un buen registro eterno e infinito de información pasada, presente y futura. Pero como han cambiado tanto las cosas, a veces es mejor no dar mucha explicación y no echarle mucha cuenta no sea que nos ofendamos por el camino... Ay, el camino... Bueno, que he vuelto. Y pienso quedarme, al menos un tiempo. El necesario. Para qué? Tampoco sabría decirte... Saboreemos mientras el momento. Que se nos quede grabado... https://youtu.be/uUaRPpnsfb4

lunes, 30 de mayo de 2011

Mi pequeña gran caída (segunda parte)

(...)

Esa primera noche me la pasé de cháchara con Lidia y con Rocío -mi chica- que llegó en cuanto salió de trabajar. Al día siguiente, Rocío se fue a mediodía a descansar y no recuerdo bien si vino mi madre, mi padre, mi abuela, alguna de mis tías... no lo sé... En verdad recuerdo pocos momentos de soledad en aquella habitación tétrica en la que pasé tantas horas. Gracias, por cierto, a los que contribuísteis :)
El lunes fue un día duro. 9 de mayo, claro, no podía ser de otra manera.
Después de un fin de semana repleto de emociones, de contradicciones y de muchos ataques de fiebre, vino el hematólogo que iba a llevar mi caso con dos enfermeras, desalojó la habitación y cogió aire para después quedarse en la santa gloria.
En primer lugar me anunció que estaban a punto de hacerme un aspirado medular y una biopsia ósea en la cresta hiriática (en la cintura, por detrás, para que nos entendamos...). Y después de esa gran noticia, venía la mejor. No se me va a olvidar nunca, nunca, nunca la cara de mi madre cuando aquel señor con bata blanca y dos dedos de luces me sugirió que digiriera, que asimilara, que aquello era duro pero que había muchísima gente de mi edad, como yo, en aquel hospital con cáncer y que no pasaba nada; que era un simple parón en mi vida pero nada más. Que era joven y fuerte y que podía con aquello si me lo proponía.
Mi novia estaba fuera. Y si no era capaz de mirar a mi madre a la cara después de aquello, cómo iba a mirar a Rocío? Qué cara le ponía? Si ni si quiera fui capaz de aguantarle la mirada cuando aquel séquito salió de la habitación...
Veinte minutos después estarían alli preparados con sus herramientas para hacerme todo el daño del mundo. Aunque, para qué mentir, hoy día agradezco aquel momento, lo que sentí, lo que comprendí y lo mucho que llegué a conocer a la Tamara de la que tanto tiempo me había pasado sin saber nada. Valiente!
Se me plantó una sonrisa en la cara y aquel día me reí de todo. Lo juro, de todo.
Pero nunca podré perdonar el daño que le hicieron a toda esa gente que me quiere tanto y que tanto estuvo conmigo en aquellos momentos. Nunca, esto también lo juro.
Pasaron cuatro días en vilo, a base de pruebas cuyo nombre no había escuchado jamás, con fiebres, con tiritonas, paracetamol, suero... y en todo este barullo, apareció Montse: el personajazo que ocupó la cama que Lidia había dejado libre. Por esto también me siento agradecida. Qué gran persona y qué suerte tuve al conocerla :)
Poco a poco fueron descartando aquel sabor a muerte que tanto estaba haciendo sufrir a mi gente... aspirado medular limpio, tac limpio, pet-tac limpio, biopsia limpia...
Oh! Parece que no hay cáncer... WTF!
Repitieron los cultivos, las serologías... y de repente... oh my god! Positivo en Leishmania.
Esa misma noche me dieron el primer chute... Primero paracetamol y polaramine y después la bomba... Ambisome... o anfotericina liposomal b. Ese veneno que, a pesar de minarme como me está minando, se ha encargado poquito a poco de ir matando a ese parásito protozoario que me estaba matando a mi casi sin darme cuenta.
A grandes males...

domingo, 29 de mayo de 2011

Mi pequeña gran caída (primera parte)

Todo empezó la noche del tres de febrero. De madrugada.
Estaba con mi chica, hablando y fumándonos un cigarro tranquilamente. Comencé a sentir frío, a tiritar! Y decidí que era hora de volver a casa, hacerme un cola cao calentito y meterme en la cama... Podía haber cogido algo de frío...
Recuerdo haberme dormido entre tiritonas... con un pijama y una sudadera, una manta y el nórdico. Exagerado. Me desperté empapada en sudor; tuve que cambiar las sábanas. Pero no le di mayor importancia puesto que al día siguiente todo transcurrió con normalidad y yo seguía estando sana como una manzana.
Ese episodio se repetiría varias veces más a lo largo del mes de febrero; y alguna que otra vez más en el de marzo. Pero abril no cedió tanto. Hasta que, no sé si más cansada o asustada, decidí hacerle caso a mi madre y a mi novia y me dejé llevar a urgencias; al Ruiz de Alda. La tarde del día de San Marcos.
No recuerdo bien si pasamos 11 o 12 horas allí; entre analíticas, rayos, electros, sustos y esperas confusas.
"No sé cómo decirte esto sin alarmarte... pero puede ser desde un simple cuadro viral hasta un cáncer en la sangre... estamos a la espera del hematólogo para que vea tu sangre en directo porque hay algo que no es normal".
Creo que no podré olvidar ese momento en mi vida.
Cuatro horas de locura, de desesperación, de angustia... Para seguir en manos de un equipo médico que alucinaba con mi analítica y más que buscar el problema se recreaban con algo que nunca habían visto. Carne fresca...
Ese día creo que me sacaron de 9 a 10 botes de sangre. No sé cómo salí de allí de pie.
Nos fuímos cerca de las 3 de la mañana sin saber a ciencia cierta qué me estaba pasando.
"Síndrome mononucleósico", leí en el informe.
Dos días después, mi médico de cabecera me confirmaba que la mononucleosis no tenía tratamiento y que sólo me quedaba resignarme y pasarla. Paracetamol, nolotil, ibuprofeno y, sobre todo, omeprazol para tanta bomba gástrica.
Mi madre, que es una santa y esto lo digo de corazón, no conforme con esa locura de diagnósticos sin más precedente que mis fiebres y mis noches en vela decidió llevarme a un médico privado muy famoso por su perfil homeopático -cosa que a mi me daba cierta confianza por lo que accedí sin más historia-. Este buen hombre me hizo una ecografía y...sorpresa! Esplenomegalia, es decir, un bazo muuuuuy grande. Esto no hizo si no confirmar aquello de la mononucleosis. Así que "Tamara, a sufrirla, campeona...".
Pasados 3 o 4 días de aquello y en vista de que mis fiebres eran más continuas y más agresivas, mi madre y mi chica en complot me hacen chantaje semi emocional y vuelvo a urgencias. Esta vez la espera no fue tan dolorosa; entre otras cosas porque después de la primera analítica me subieron a una silla de ruedas y me metieron en observación; rodeada de gente mayor, la mayoría más allí que aquí, con mi paracetamol intravenoso para bajar la fiebre y solita, que a mi madre no la dejaron entrar. Horas después de vivir aquel infierno blanco y verde, una médico muy alegre me dió la gran noticia de que me iban a transfundir sangre y además me iban a dejar ingresada. Mi nivel de hemoglobina estaba a 5,8 y lo normal era 12.
"No sé cómo te mantienes en pie", me decía constantemente.
Un litro de sangre después, vino una hematóloga a decirme que el lunes me harían una punción medular porque mi sangre era "rara" y querían descartar un linfoma.
"Un linfoma... qué mal suena eso", pensé yo...
Está bien la cosa... de sufrir una mononucleosis católicamente en mi casa a ingresarme en un hospital para descartarme un cáncer. Cuánta ilusión; estaba desbordada. Pero tenía que mantenerme entera. Cómo le explico yo a mi madre que me quieren descartar un cáncer? Y a mi novia? Qué cara le pongo yo a mi gente?...
Después de tres litros de sangre ya estaba "acomodada" en la 201, en la planta de nefrología... porque en oncología no había camas. A dios gracias.
Esa noche conocí a Fátima, una de mis enfermeras prefes, y a Lidia, mi compañera de habitación los primeros 3 días.
Esa noche no pude dormir pero no me importó.


(...)

lunes, 16 de mayo de 2011

Todo está bien en mi mundo!

Me miré las palmas de las manos. Pasó un rato largo, no sabría decirte cuánto. Me gustaba aquella imagen y la paz que alcanzaba sólo mirando, mirando mis manos y entendiendo cosas que ahora soy incapaz de explicar.
Después de unos días aquí, tomé la costumbre de bajarme a la calle un rato, después de mi cena y de mi inyección de vitaminas. Portasueros en mano, esperando ascensores, con mi mp4 por bandera y una tímida sonrisa que tenía muchos más cojones que la mayoría de la gente con la que casi me iba tropezando por el camino.
Me gusta sentarme en unos escalones descendentes; en el segundo, concretamente. Apoyo un poco la espalda en la pared y veo la luna. Sólo miro al cielo. Y mucha gente me mira con cara de compasión, de tristeza, de pena, a veces de duda y confusión y muy pocas con cara de alegría. Yo sonrío siempre y pienso que todo está bien en mi mundo.


Todo, todo, todo está bien en mi mundo.



Namaste.

sábado, 23 de abril de 2011

Qué bonita...

Qué bonita me haces la vida...!
Qué equivocada estaba cuando me mostraba tan segura con aquello de que a mi la vida ya no podía sorprenderme mucho más... Se siente una tan mayor cuando dice eso...
Y en qué poquito se me rompieron todos los esquemas y tuve que empezar de cero; o al menos, planteármelo.
De repente me había tomado aquella pastilla azul y el viaje acababa de comenzar. Lejos de leyendas urbanas, por aquello de las resacas, yo sigo de viaje y cada día disfruto de paisajes nuevos, de cuestas arriba y cuestas abajo, de amaneceres y atardeceres que no entienden de ayeres y mañanas; de sobremesas cargadas de besos a escondidas y abrazos consentidos... De tardes de café de cebada en algún río seco, inventándonos la vida. Cada día que pasa es una nueva aventura en la que lo más dificil no es dejarse llevar. Y me gusta que me lleves de la mano porque así llevo como más aire en los pulmones... Me gusta que seas tú, con-migo; que sea yo, con-tigo; que todo lo que tenga que pasar podamos conjugarlo en primera persona del plural, que después de ti la cosa ya podría ponerse fea. O, tal vez, ni se pondría.
Hay que ver, que me di de bruces con alguno de mis principios y ahora pienso que es una de las cosas más bonitas que he hecho por mi, por ella y por el mundo.
Que ha sido todo tan bonito... que es todo tan bonito... me hace tan bonitas las cosas... Me hace tan bonita la vida...
Y por eso le debo tanto. Porque sólo con quererme como me quiere, por mirarme como me mira, por besarme como me besa... sólo por ser, por estar, me siento en deuda con ella.
Siempre he pensado que yo no era de este planeta. Siempre me he sentido un poco sola en ese sentido; tan rodeada de gente y tanto silencio en el fondo...
Ahora sé que no estoy sola. Y el precio de la soledad, amigos míos, puede ser la misma cordura.
Entendéis, ahora? Que le debo la vida.


Gracias :)

jueves, 14 de abril de 2011

Lo que no se puede ver con los ojos...






Lo que no se puede ver con los ojos, sino lo que permite que el ojo vea: debes saber que sólo eso es Brahma el Espíritu, y no lo que la gente de aquí adora.
Lo que no se puede oir con los oídos, sino lo que permite que el oído oiga: debes saber que sólo eso es Brahma el Espíritu, y no lo que la gente de aquí adora.
Lo que no se puede pensar con la mente, sino lo que permite que la mente pueda pensar: debes saber que sólo eso es Brahma el Espíritu, y no lo que la gente de aquí adora.


Kena Upanishad.


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