O lo que puede dar de sí la servilleta de un bar...

Me gusta pensarte... da igual todo. Me paso las horas intentando contener esto que siento, tan fuerte, tan intenso, tan inmenso... que se escapa por los poros de mi piel.

Es respirar un nombre
y expirar dos ojos y una boca...
Es latir un corazón.
Es un dedo en la herida
y una mano en la espalda.
Una pregunta en la cintura...
En esa curva de dudas
que dibuja mi sonrisa.
Me dejo atrás la vida
recorriendo cada calle
que caminas.
Sutil, sin sospecha...
Con la dulce muerte
de saberlo todo en los labios.
Ni te imaginas...


Hablemos bien sin mirar de quién. O por qué. Que los efectos, las causas y las rutinas se te adhieren a la vida y no te dejan caminar. Y si empiezas por los pies en vez de por la cabeza, todo pierde su sentido.