Tamarita, Tamarita...

Te conocí una mañana de mayo... en aquellos pasillos tan fríos y tan llenos de historias. Era nuestro primer año allí.
Tú vestías aquel peto vaquero y aquella camiseta blanca que te resaltaba tantísimo la piel morena de los brazos y de la cara. Brillabas.
Tu primera sonrisa casi me invitó a pasar.
Y después de eso ya sólo me puedo recordar sentada a tu lado, en cualquier banco, en cualquier plaza, en cualquier parque, riéndonos del mundo y creando teorías y conspiraciones en las barras de los bares.
Me viste siendo niña, me ves ahora siendo mujer. Y todo este tiempo de por medio, estos paréntesis y estas caídas de capa que nos ha dado la vida me ha enseñado que poco vale el trayecto si no lo haces acompañado.
Todas las veces que lloré, todos los instantes en los que te perdí, todas las tardes de fábula, pintando paredes y dibujándonos jeroglíficos en las manos en clase de Inmaculada Ferro...
Todas las canciones que compartí contigo... y todas las que tú me dejaste a mi, son la bandera del barco que ahora me vuelve a llevar lejos.
Quiero que te quedes con eso. Quiero que nunca jamás te dejes estar a menos de tres metros de nadie que no te valore al menos como lo hago yo. Quiero que sigas igual de radiante, que hacía muchos años que no te veía brillar de esta manera.
Quiero que te sigas dando al mundo, que te regales "en cachitos y en canciones". Quiero que te quieras todavía más.
Quiero que te líes con M,de mientras... Que ya hablaremos tú y yo cuando me vuelva en julio x'D
Quiero, cueste lo que cueste, que seas feliz.
Te voy a echar mucho de menos, princesa.
Gracias por dejarme actualizar tu blog... y... te vuelvo a regalar algo que te pertenece... sé que es tuya y sé lo que significa... quédatela, yo me llevo una mejor ;)

Te quiero, muchísimo.


Silvia S.