lunes, 17 de mayo de 2010

Cuánto puede darse en dos minutos... Cuántas palabras, sin razones, pueden romperse en cien disgustos.
Corazones que se quejan por puro amor al arte.
Indistintos.
Irregulares.
Orgasmos de minutos derritiéndose en la boca.
Caramelo.
Cuántos segundos de vida puede costarme la gracia de pensar(te)... de inventar(te) por el camino... Y entretener, mientras tanto, al alma enredándose los dedos.
Yo no quiero partituras; ni un ritmo que me marque las preguntas.
Yo no quiero que respondas; tú no quieres que lo sepa. Y mis versos sólo cuelgan de mi ropa y me recuerdan que me vista por los pies cada mañana.


No hay comentarios: