Recortando, en paralelo, por calles en las que al final la acabo encontrando.
Y aunque me sé otros caminos parece que lo que conozco se hace más cómodo. Fácil, la historia de siempre.
Y aunque cada segundo que pasa me recuerda dónde estoy y de qué manera, yo no sé por qué esa recta de sus piernas me trae por la calle de la amargura.
No quiero mirar pero... no puedo.
Evitar(lo) no me rima con el resto de los versos.
Hago oídos sordos y me cambio constantemente de acera. Lo mío no son los semáforos... Yo voy, sin más.
Ella piensa, ella espera.
Granada se consume en el filo de sus labios... esta primavera no me convence.
Llueve y se mojan las aceras.
Soy tan torpe que tropezaré en el segundo escalón y allí me dejaré las ganas.
Como si lo viera...
Dos dientes menos... razón de ser que no me queda en los bolsillos.
Alguien tiene algo suelto?
Quiero coger el bus a ninguna parte y dejarme olvidado en cualquier cielo
el momento de quedarme.
Ella espera, ella espera.
Y si sonríe... quieres que te diga qué me queda?.
Y si corro calle abajo me resbalo en la puerta de su casa. Y me dejo las rodillas... ésas sobre las que tanto rezo para que no me duela.
Y si me paro en seco se me escapan las razones por la boca.
Y... Y si me pierdo y vuelo? Y si busco otro cielo al que darle la tabarra cada noche antes de irme a dormir...
Si me voy y ella se queda... seré capaz de soñar sin que todos esos monstruos que no maté por ella me maten a mi?
Si me voy y ella se queda...