Game oveR

Lesson 3rd.



Pequeño... te quiero tanto que no soy capaz de hablar de algo que no seas tú.
Me duermo mirando tu carita... Sueño tus ojos... tus manos... la manera que tienes de cogerme el dedo... tus labios... tu pequeña sonrisa, ésa que tantas veces me da la vida...
No creo que nadie sea capaz de entenderme... de captar esto que siento por ti.
Nadie.
(...)
Sabes? Pasan los días... y las noches... Y tu tita sigue donde mismo... Esperando esa pequeña casualidad que haga que todo cobre algo más de sentido...
Pero a veces una no vale más que un par de chupitos de alcohol barato.
A veces, muchas, no todo el mundo sabrá verte. Casi nadie.
Enano... mira... hoy, esta noche, me han pedido el número de teléfono en tantas ocasiones que perdí la cuenta.
Pero ella... ésa de la que te hablo cuando te miro... ella... ella no. A ella no le interesa.
Ella estaba más ocupada con su cerveza; con las ansias de comerse ese mundo absurdo de alcohol y gente con pocos valores en el que está inmersa.
Y, sabes, me gustaría que fuese un poco más valiente.
Pero no lo es, Darío, no lo es.
Por eso, pequeño, tendrás que luchar siempre.
Por tener a esa persona especial a tu lado... a esa personita que no te cambie por tres chupitos de ron miel... que esté a tu lado incondicionalmente, llueve, nieva, truene... da igual... ella estará. Si es la tuya, estará, pequeño.
Sabes?
Me gustaría decirte que creo en el amor... En el amor eterno...
Pero me cago, enano, me cago.
Cobarde? A lo mejor. Nobody knows. Estoy harta de darme siempre en la boca con las mismas palabras... Estoy harta de tener que buscar siempre los mismos labios y las mismas manos...
Hoy me he dejao el alma en ese piano... Y ella no es capaz de verlo. No es capaz; no está preparada. Ni lo estará jamás.
He estado equivocada todo este tiempo; estos años... malgastados... perdidos y jodidos... pensando que había encontrado a la mujer de mi vida.
Una mierda para mi.
Una gran mierda.
No es ella. Me lo dice cada vez que me mira y yo nunca tengo el valor suficiente de aceptarlo. Hasta hoy.
Hasta hoy.
He luchado, te lo prometo... contra la tercera persona del singular y hasta del plural... Pero pelear sola tiene poco sentido.
La voy a dejar estar... una confusión... una puta casualidad de/por/durante años... Pero una puta casualidad.
Ahí te quedas.
No seré yo quien luche más por ti... porque es que no tiene sentido.
Me he equivocado contigo, todo este tiempo.
Y no sabes cuánto siento todo esto.
Pudieron más mis ganas de ti que la puta realidad.
Y sabes cuál es? Que tú no tienes ni puta idea de qué es lo que ha estado pasando todo este tiempo.
Tú estabas más ocupada poniéndome adjetivos, resolviéndome en cuentas ajenas y sumándome en historias en las que nunca tuve nada que ver.
Sabes... Casi llegué a pensar que me estaba enamorando de ti...
Maldita ingenua soplapollas, que es lo que soy.

Ah... y por si quedaba duda... Ese temazo es sólo mío... Mío... y de nadie más.